martes, 30 de noviembre de 2010

Internet y Educación

Internet y aprendizaje: una estrecha relación
Josep M. Duart (jduart@uoc.edu)
Director de RUSC
Coordinador de la Cátedra UNESCO de e-learning de la UOC
Profesor de la UOC
Internet es una tecnología para la información y la comunicación. Utilizamos la Red para buscar la información que necesitamos, y para comunicarnos con los más allegados y con aquellos que ni tan sólo conocemos y que viven lejos de nuestro pueblo o ciudad. Éstos son los usos más habituales que se confirman en algunos estudios realizados en la UOC en el marco del Proyecto Internet Cataluña en el ámbito educativo (escuelas y universidades). Ahora bien, la Red nos permite, además, difundir información, compartirla, generar conocimiento compartido, etc.; en otras palabras, lo que se conoce como Web 2.0 y que tiene el exponente más claro en las herramientas blog y wiki. De todos modos, nuestros estudios nos confirman también que, al menos en la sociedad catalana, ésta no es todavía una práctica muy extendida entre los usuarios habituales de Internet.

Ahora bien, el hecho de que Internet sea una herramienta básica de acceso a la información y para la comunicación ¿significa también que es una herramienta importante para el aprendizaje? Hemos observado que, si bien estudiantes y profesores utilizan habitualmente Internet para buscar información relacionada con las asignaturas, así como para comunicarse entre ellos, no se confirma, necesariamente, un uso intensivo ni extensivo de la Red con finalidades educativas, es decir, como parte del proceso de enseñanza y aprendizaje. Es posible que ello se deba a la percepción lúdica o extraeducativa que tienen los internautas de la Red. Así pues, y a pesar del avance en el acceso y el uso de Internet entre los educadores y los estudiantes, la Red no ha entrado todavía con fuerza en las programaciones de las asignaturas, en las metodologías docentes y de aprendizaje ni en los sistemas de evaluación.

El uso de Internet en educación va más allá, evidentemente, de tener un campus virtual, una gestión informatizada de expedientes o los contenidos educativos, en abierto o cerrado, en la Red. Éstos son ejemplos de un primer paso importante que ya han realizado muchas instituciones educativas. El uso educativo de la Red pasa por la incorporación de la tecnología, como herramienta o como soporte, en la metodología docente y de aprendizaje. 


 El reto, hoy en día, se encuentra, por lo tanto, en los sistemas de formación híbridos, es decir, en aquellos que incorporan el uso de la tecnología como parte real (formativa, evaluable y del proceso de enseñanza y aprendizaje). 

No se trata de sustituir las fotocopias del aula por los materiales «colgados» en la biblioteca virtual; se trata de introducir sistemas electrónicos en los procesos de aprendizaje, como los wikis para la creación de conocimiento compartido, los blogs para difundir y compilar temática, los sistemas de portfolio electrónico para la evaluación de los aprendizajes, o los debates virtuales con expertos o entre estudiantes: todo ello en «horario lectivo». Internet debe incorporarse en la metodología del proceso de aprendizaje; de otro modo, no dejará de ser, como decíamos al principio, una herramienta de búsqueda de información y de comunicación para estudiantes y profesores.   

La formación de personas capaces de aprender de forma flexible, con el uso de la tecnología, es uno de los retos más importantes que tenemos los educadores de hoy en día en la sociedad de la información. Años atrás hablábamos de la aparición de un nuevo paradigma educativo a partir de la irrupción de Internet en las actividades educativas. En la actualidad ya hemos visto que el reto no es el cambio de paradigma —cuestión que, de hecho, aún está por demostrar—, sino la capacidad de los educadores y de las instituciones educativas de introducir, de forma flexible e innovadora, el uso de las tecnologías en los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Cada vez más aparecen experiencias de estos usos híbridos, es decir, de la complementariedad entre actividades realizadas en la Red y las que se hacen presencialmente en el aula. Necesitamos analizar estas experiencias, valorar sus resultados, observar si mejoran o no los procesos de aprendizaje, etc. Difícilmente podemos dejar de lado esta realidad que existe ya en las universidades.


No hay comentarios:

Publicar un comentario